02 octubre 2016

Los 10 errores que NO puedes cometer si abres una tienda

"El objetivo que perseguimos es siempre el mismo: 
el éxito empresarial, la estabilidad y la pervivencia del negocio."

En más de una ocasión nos preguntamos ¿Cuál es el secreto para tener éxito en un comercio? Es complicado responder a esa pregunta y aunque no hay una fórmula del éxito, si sé que hay decisiones que pueden marcar el fracaso desde el minuto cero.

En este artículo he querido reunir

10 errores que me han contado 10 emprendedores

1 Elegir mal la ubicación del comercio: La decisión se toma, muchas veces, en base al precio del alquiler ¡¡primer error!! hay que pensar que un alquiler barato puede ser una trampa mortal, no debe ser un factor determinante de nuestra decisión. Hemos de observar la calle, el barrio, la zona... y hacernos mil preguntas ¿Qué otros comercios ha habido en este local? ¿Qué pasó con ellos? ¿Cómo es la calle de día? ¿Cuántas personas, de qué edades y condición pasan por la puerta? ¿Está en una zona donde vive mi público objetivo? ¿Cómo es la calle de noche? ¿Está suficientemente iluminada? ¿Es una calle ancha de grandes aceras? ¿Es una calle segura? ¿Hay más comercios?... No podemos elegir un local sin poder ofrecer una conferencia de una hora a quién nos pregunte sobre la ubicación de nuestra futura empresa.

2 Elegir mal el local: De nuevo, un alquiler barato o un periodo de carencia* atractivo no debe hacernos tomar una decisión precipitada. ¿Es el local adecuado? Lo más importante es informarse en el Ayuntamiento sobre las características que debe reunir el local para nuestro negocio. No es lo mismo poner un restaurante (salidas de humos, alturas de techos, insonorización, instalación eléctríca...) que una mercería. También debemos considerar la forma que tiene el local, espacio para escaparates, metros de fachada, profundidad, luminosidad...

3 Poner una tienda "de cosas que nos gustan": Error habitual donde los haya, a mí me encantan los libros pero no se me ocurriría poner una librería en mi barrio. Si te gusta la ropa, la bisutería o los bolsos ¡¡genial!! pero no conviertas tus gustos personales en tu idea de negocio, al menos, antes de estudiar la oferta, la demanda y la competencia. ¿Cuántas tiendas similares hay en el barrio? ¿Cómo les va? ¿Cuántas tiendas similares han cerrado en los últimos años? ¿Cuáles son las tendencias de consumo? ¿Puede la demanda de mi barrio absorber otra tienda de similares características? ¿Se queda mi público objetivo a comprar en el barrio o huye hacia las grandes superficies? ¿Qué puedo aportar, de diferente, para lograr cambiar eso? Y no, por favor, no contestes calidad y precio porque suena tan vacío como se puede quedar la tienda después de inaugurarla.

4 Tener un horario errático: Al consumidor le molesta tener que volver, si cree que la tienda va a estar abierta y la encuentra cerrada, no volverá y alguien -que no eres tú- se beneficiará. Nuestro horario comercial debe ser inflexible. Tras un tiempo abiertos, podemos tener tentaciones de ir un poco más tarde a trabajar. Puede ser el principio del fin...

5 Tratar mal a los clientes: Y no hablo de casos graves donde se cuestiona, se juzga y se condena al cliente en su propia cara (que los hay) me refiero a no cuidarle, a realizar promesas que no se van a poder cumplir (plazos de entrega, disponibilidad...) a no informarle correctamente del uso del producto, a no contarle la "letra pequeña", a no pedirle disculpas cuando nos equivocamos, a hacerle esperar mientras acabamos de colocar algo o acabamos una conversación de teléfono privada... Si tenemos estos malos hábitos, pronto no habrá clientes que entren a nuestra tienda a sufrirlos.

6 Compartir tus problemas con los clientes: Igual que los padres que "son amigos de sus hijos" se suelen equivocar, pensar que los clientes son amigos es un error. Los clientes vienen en busca de soluciones a sus necesidades y su experiencia de compra debe ser siempre perfecta: sonrisa, saludo, educación, cortesía, escuchar bien para saber el mejor producto o servicio que podemos ofrecerle, hacer un buen servicio post-venta para ver que grado de satisfacción ha tenido... Es cierto que en muchas ocasiones los clientes, en confianza, nos van a contar sus problemas. Pues bien, debemos aprovechar esta confianza para poder preguntarles la próxima vez como se encuentran, si va todo mejor, si lograron solucionar aquello que les angustiaba... pero nunca para contarles nuestros propios problemas y sobre todo, jamás para quejarnos del negocio, de otros clientes o de la competencia ¿Qué imagen estaríamos dando?

7 Estar más pendiente de la competencia que del propio negocio: Las personas tenemos mucho control sobre lo que hacemos pero poco sobre lo que hacen los demás ¿verdad? Estar pendiente de si la terraza de al lado traspasa la línea marcada o si el comercio de enfrente está ofertando artículos que también tenemos en nuestra tienda es el camino de la perdición. Hemos de dejar el ego a un lado y pensar como empresarios, tenemos que ocupar el tiempo en acciones positivas: leer para saber más sobre nuestro tipo de negocio o sobre nuestro sector, acudir a cursos de formación, revisar constantemente nuestra tienda para ver si hay cambios que pueden beneficiarnos, buscar nuevas ideas, dejarse seducir por las nuevas tendencias... todo menos pasarnos la jornada fisgoneando lo que hace nuestro vecino.

8 Confiar ciegamente en una franquicia: El modelo de franquicia es muy cómodo, nos ofrecen un pack completo en el que no tenemos que pensar en casi nada: decoración, producto, precio, a veces incluso hasta formación de cómo venderlo. Pero en muchas ocasiones, el franquiciador sólo quiere cobrar su canon de entrada y después "si te he visto, no me acuerdo". Las prisas no son buenas consejeras, la seguridad, amabilidad, carisma y promesas de quien nos vende la franquicia no debe generarnos urgencia a la hora de decidir ¿Un buen consejo? Contactar con otros franquiciados y hacerles preguntas básicas ¿El producto se vende bien? ¿Está ajustado al precio de mercado? ¿Cuándo hay problemas, la franquicia responde? En ocasiones, estas preguntas se hacen después de cerrado el acuerdo y con la tienda en marcha, cuando poco o nada se puede hacer más allá del "bueno, no soy el único al que no le ha funcionado".

9 Volver a abrir un negocio que ya existía y fracasó (y pensar que lograremos remontarlo): Seamos realistas, si ese negocio no funcionaba debe haber varias razones ¿Las hemos estudiado? ¿Son problemas que podemos solucionar? ¿Vamos a ser capaces de comunicar que hay nueva dirección y que las cosas serán diferentes? Difícil lo tenemos si la ubicación o el local fueron las principales razones de su fracaso, por mucha voluntad que le pongamos, va a ser realmente difícil.

10 Presumir de lo bien que nos va: Si, aunque parezca mentira, tener una actitud y un discurso positivo sobre nuestro negocio se nos puede ir de las manos. Cuando proclamamos constantemente lo contentos que estamos y lo bien que va el negocio (aunque obviamente, no estemos ganando tanto dinero como para retirarnos a final de año) quizás, haya algunas personas que puedan interpretarlo así. No sería la primera vez que ante esto, alguien decide montar "algo muy parecido" en nuestro mismo barrio o nuestra misma calle. Debemos controlar nuestro discurso, positivo y entusiasta si, pero mucho cuidado con poner la miel en los labios del que no tiene imaginación para crear su propia propuesta pero si para imaginar ingresos ilimitados con la nuestra.

Espero que estos 10 clásicos errores te sirvan para tomar buenas decisiones al comienzo y en el transcurso de tu aventura empresarial. Si te interesa el mundo del comercio, puedes comentar el artículo y si quieres saber más también puedes leer:



Nota *Periodo de carencia: Ningún local está "listo para entrar", vas a tener que pedir licencias, permisos, adecuar el mismo a la legislación vigente y la actividad que vas a desarrollar... pide al arrendador que te ofrezca un periodo en el cual no vas a pagar alquiler del mismo, y exige que este periodo figure en el contrato de alquiler